Sharapova, el grito orgásmico del milenio
Pasa a la gran final de Wimbledon contra Petra Kvitova
Por Héctor León
En 2004, una joven hermosa y rubia, de 17 años, cautivó al mundo al imponerse a Serena Williams en la final de la catedral del tenis: Wimbledon. La bella amazona, sorprendió a la ortodoxia del tenis por su belleza, usar aretes y collar de oro, su revés a dos manos, su profundidad, su solvencia para contestar, y por unos descomunales aullidos, gritillos chillones a alto decibel (alguna revista ya lo midio) seguidos a cada golpe.
Con tres Gran Slam en la bolsa (Wimbledon 2004, Abierto de Estados Unidos 2006 y Abierto de Australia 2008) va por su cuarto. Según apostadores, y debido a la inexperiencia de su rival, lo ganará sin problemas a sus 24 años, la veterana, que ensordece a los puritanos del arte/deporte más bello y blanco, del mundo: el único que ha adoptado a la minifalda como código de la fuerza de la belleza.
Sharapova, llega así a su segunda final de Wimbledon, al pelotear con una inestable e inmadura la alemana Sabine Lisicki, por 6-4 y 6-3. Y se enfrentará a otra joven, cuyo gran mérito es haber llegado a su primera final, la checa Petra Kvitova; por lo que su gran rival serán sus propios nervios; y tener a la aulladora y consentida como rival. Casi nada. Voy 8 a 1.
Sin las Williams, Victoria Azarenka, la número uno de la WTA, Caroline Wozniatki, María saltará a la cancha con la copa en la mano, y se dará el lujo de hacer sus clásico 12 dobles faltas (que hizo contra la alemana, igual menos) derrotará a las estadísticas, los puristas hablarán de lo inapropiado de sus aullidos, y será una vez más la reina de grito orgásmico del milenio. A menos, que no.
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