3 de agosto de 2011

Comenzó la milenaria fiesta del corte de la uva 2011







LA ORGIA DE LOS SABORES

LA VENDIMIA DE FREIXENET

Por Héctor León
En San Juan del Río, Qro.

La vendimia llega puntual a su cita anual. En las cavas Freixenet, como desde hace once años, se empieza a cortar la uva en sus 50 hectáreas y a recibir los frutos provenientes de Zacatecas y Aguascalientes, ritual con el cual da inicio el proceso de la producción de sus burbujeantes y emblemáticos vinos espumosos.
Alrededor de 15 mil personas se dieron cita el pasado fin de semana en sus amplias instalaciones al lado de los viñedos, entusiastas asistentes de todo el país que recibieron una copa de vino a la entrada como bienvenida y un tatuaje artificial de un racimo en la parte del cuerpo elegida. Toda una verbena donde niños, jóvenes y abuelos, llegaron a la bendición de la uva que dará alma y sabor a los vinos que se tomarán en los próximos dos y tres años.
La ceremonia centenaria se repite en toda la franja mediterránea, que en México corresponde a baja California y donde se concentran las principales casas vinícolas, en gran fiesta ecoturística que cada vez recibe a más apasionados del vino.





En Freixenet fue el propio gerente y enólogo español Jorge G. Fos Escrivá, junto al sommelier Ricardo Spíndola y a un sacerdote de Querétaro, quienes encabezaron la bendición de la nueva cosecha con rezos y cánticos bíblicos deseando que los frutos fueran abundantes en buen vino.

En las amplias instalaciones de Freixenet ya es una tradición instalar puestos de comida para que los visitantes degusten los vinos; stands de quesos, de carnes a la parrilla, de dulces de la región, de paellas exquisitas y demás. Una auténtica romería al lado de la planta y de frente a los viñedos con decenas de mesas dispuestas frente a un escenario en el que todo el día desfilan artistas para animar musicalmente el festejo.
Ritual singularísimo en el que uno de los actos centrales es, precisamente, cuando el sommelier Ricardo Espíndola, hace una cata de los vinos ante la multitud; explica de manera cordial y amable, en un verdadero acto de sublimación de los sentidos. Invita a pisar uva a parejas a modo de concurso, no sin antes explicar que en la antigüedad quienes pisaban las uvas eran doncellas castas, ligeras de cuerpos, que apenas acariciaban las uvas con sus plantas y no llegaban a explotar las semillas.
Espíndola regaló un acto por demás hermoso, emulando a Napoleón, explicó, quien descorchaba con su sable las champañas para celebrar sus victorias. Los espectadores quedamos estupefactos cuando un Espíndola nervioso toma su sable blanco que extrae celosamente de un estuche de madera de caoba, y en rotundo golpe certero sobre el cuello de la botella corta de tajo el vidrio con corcho y rejilla, brotando a presión el espumoso vino que, travieso, surge y se ostenta como mensajero de la felicidad hecha burbujas.
Una gran tinaja llena de uvas con un travesaño donde penden unas cuerdas para que la gente se sostenga en el pisado, es el centro de la fiesta. El sacerdote bendice y, ante el aplauso, jóvenes mujeres inician la pisa de la uva, simbolismo que se repite por decenas de visitantes, niños, jóvenes y viejos, machacando la uva y riendo ante la sensación única de extracción del mosto, que a su vez cae en tinajas de madera. Pisar la uva, es uno de los actos más sublimes que uno pueda tener, una experiencia llena de simbolismos, que con olores, sensaciones táctiles y visuales, deja un recuerdo indeleble en la memoria.
VENDIMIA EN PARRAS, COAHUILA
La pista de aterrizaje -desde donde salen los vinos de Casa Madero hacia el mundo- divide al enorme viñedo de más de 400 hectáreas; por ahí los tractores con los contenedores de uva transitan todas las mañanas llevando la uva a la planta. Al fondo, la Sierra Madre baña con sus aires este microclima privilegiado que ofrece días soleados, calientes y noches frías, que arropan los viñedos verdes en ésta temporada y troncos de parras secos hacia el invierno.
El corte de la uva es fácil, grato, se toma el racimo con una mano y con la otra, empuñando una navaja, pinzas o un cuchillo bien afilado, diestras manos los cortan y llenan canastas de 25 kilos de uvas. Gente mayor, adultos, jóvenes y niños llenan canastas y canastas, obteniendo pago por cada una. En las avenidas de los viñedos, los contenedores enfilados en un tractor reciben la uva que rápidamente es conducida a la planta. La uva blanca, se colecta en la madrugada, la oscura, a las seis de la mañana. Una gran pileta de mosaico en la planta con un espiral metálico recibe y tritura los frutos, vertiendo miles de litros del néctar a tinajas metálicas de cien mil litros para su fermentación controlada.
VENDIMIA EN ENSENADA
Todas las casas de vinos de Ensenada se dan cita en las fiestas de vendimia. Conferencias, cabalgatas por viñedos, espectáculos de primer nivel, miles de degustaciones, decenas de puestos de una exuberante muestra de mariscos, reciben a cientos de consumidores durante todo el mes de agosto en esta franja de vinos. Enólogos y sommeliers presentan sus caldos, explican sus logros, sus nuevas aventuras vinícolas, intercambian conocimientos y todos tratan de encontrar nuevos ensambles de uvas. Programa general: www.fiestasdelavendimia.com




















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