J.LO., y Joaquín Cortés en un binomio singular, por Selena. Volando Cortés como vuela desde su taconeo en plena embestida a esa seductora mujer llena de toda ella famélica ahora flamenca en cachondeo por soléa, Cortés le entra al mestizaje sin embates, de hecho, así denomina su espíritu/arte: un flamenco que se abre a meandros extraños, en su baile o vuelo de 20 años, donde a puesto en claro lo infinito que pueden resultar las posibilidades de fusión del flamenco.
Muchos han conocido al flamenco por Cortés, y no es poca cosa, es difícil acceder a sus conciertos, pues se agotan las entradas. Tal vez en esta ocasión con Calé, su re-visitación ha 20 años de espectáculos masivos, habría que retomar uno de sus emblemáticos conciertos: Live. Donde incursiona sin modestias a la gran orquesta, una especie de Big Flamenca con hartas palmas, cajones, violines, congas, bajo eléctrico, chelos, guitarras y demás. Una catapulta a los cielos. ( El video/c.d. fue grabado en New York).
Al contrario de la entendida crítica purista del jazz o blues, en el flamenco resulta tan nimia que solo Madrid se jala los pelos cuando aparece Cortés. Es tan vivo el género que no acaba de amanecer cuando alguien ya aflamenco algo. Estando a tono, el flamenco es alguito virulento. De repente, se espantó la crítica cuando Cortés desnudó su torso, después cuando se mostró como todo un Elvis (pero más cabrón); o cuando Asumió que él solito podía hacer un musical de Brodway, y por último, cuando le hizo al Varisnikov, dando vueltas y vueltas hasta marear al público; y todo dentro de los cánones del flamenco hasta la exasperación del taconeo, las palmas y el cante.
Con sus 100 gitanos la compañía de Joaquín Cortés anda por el mundo y danzando como todo un parte aguas del flamenco. Electrizante e imaginativo, el bailaor no se agota en formalismos ni facilismos, despliega historias en cada cante arriesgando la piel, como ha dicho en entrevistas. Tal vez donde ha puesto poca atención es en el tango o el blues, pero más pronto que tarde lo hará. En su coreografía “Amor y odio”, visitó el tango y el house, ¿qué le podría faltar?.¡El son jarocho, el jarabe tapatío! No hay fronteras para este artista.
20 de mayo Auditorio Nacional.
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