Inédita cata del vino Kerubiel
hector leon/ agencia todocultuta
Hotel Maria Isabel Sheratton D.F 28 de Octubre de 2011
¿Es posible una cata vertical por añada? Este fue el desafío de la bodega Adobe Guadalupe, al realizar una cata vertical del vino Kerubiel (siete cepas), al presentar las añadas del 2001 al 2008, en una cata a ciegas entre especialistas que intentaron determinar el año.
Sin duda, la cata más compleja a las que he asistido y la más compleja, pues para determinar el año de cada vino Kerubiel, además del conocimiento de este complejo tinto, reconocer las bondades y sabores de cada añada fue sumamente enriquecedor y didáctico.
De las más de cuarenta personas que asistimos a la cita con Tru Miller, propietaria de esta bodega del Valle de Guadlupe, sólo un sommelier atinó definir el año de cada tinto.
¿Cómo definir el año del mismo vino? Lo inmediato es trabajar con el color, entre más desteñidos los rojos, el vino es más viejo; entre más definición en las notas de los frutos rojos en su maduración, más robustez y cuerpo. Sin embargo, la sensación del sabor en su equilibrio con la acidez en concordancia con las siete uvas, pues sencillamente fue un salto al abismo de los años, sin paracaídas.
La intensidad de este vino de guarda así como su columna vertebral que esconde sus encantos en el misterio del ensamblaje, inequívocamente truquea al paladar, pues aunque se trata del mismo vino, cada botella parecía ser un vino distinto. Esto es lo que Tru Miller quería mostrar a los especialistas en esta inédita cata vertical --un solo vino--; es decir, hacernos ver que un vino vinificado con las mismas cepas como su Kerubiel, debido a la diferente cantidad de agua y sol recibido en sus uvas, resulta totalmente diferente.
Esta característica viene siendo una constante en los vinos mexicanos, además de ser corpulentos, llenos de fruta, complejos, sedosos y amaderados; cada año cambian por completo en sus misterios y bondades.
Todavía en México no estamos acostumbrados a las catas por añadas, y esta cata es un excelente precedente, para innovar en el conocimiento de nuestros vinos, cada día más competitivos. Gracias Tru Miller y su marido, que han tenido a bien guardar 20 por ciento de la producción de cada uno de sus vinos, para mostrar la tan compleja evolución de los caldos nacionales como Gabriel, Serafiel, Kerubiel, Miguel, Uriel, Jardín Secreto y Rafael.
Adobe Guadalupe, una de las más importantes bodegas de nuestro país, celebró con éxito la cata vertical de la etiqueta Kerubiel, con el objetivo de distinguir la aportación que tuvo cada cosecha y la evolución de este vino.
Con su excelente combinación de uvas, como: 30% cinsault, 29% Syrah, 29% Mourvedre, 6% Grenache, 6% Viogner y reposado 12 meses en barrica de roble Francés, los invitados disfrutaron del vino Kerubiel en sus diferentes añadas.
Fundada por Tru y Donald Miller en 1998, esta vinícola ubicada en el Valle de Guadalupe, es además un break and breakfast con seis recámaras para huéspedes. En sus 60 acres de viñedos producen: Cabernet-Sauvignon, Cabernet Franc, Malbec, Tempranillo, Nebbiolo, Shiraz, Cinsault, Mourvedre, Merlot y Viognier. La uva se trata con el máximo cuidado y sus vinos compiten con cualquiera a nivel mundial.
Cabe destacar que Adobe de Guadalupe cuenta con la participación del famoso Hugo D` Acosta, uno de los enólogos más importantes e influyentes de la industria vitivinícola mexicana.
Entre los vinos que produce esta tradicional bodega se encuentran: Gabriel, Serafiel, Kerubiel, Miguel, Uriel, Rafael y Jardín Secreto, cada uno tiene una mezcla de uvas diferentes, en los cuales se puede apreciar un excelente balance y un exquisito sabor afrutado. Algunos amantes del vino, los han descrito como eclécticos y etéreos.
A lo largo de los años, la filosofía en Adobe Guadalupe ha sido crear un ambiente de armonía con la naturaleza en donde la gente pueda vivir una experiencia única acompañada de vino, alta cocina, paseos en caballo, jacuzzi, atardeceres espectaculares y un trato amable y cordial de la gente de Valle de Guadalupe.
La historia de este lugar comienza con un joven llamado Arlo quien falleció en un trágico accidente automovilístico. Arlo sintió toda su vida una fascinación por ciertos aspectos de la cultura mexicana, desde los viñedos y sarapes hasta la Virgen de Guadalupe.
En un viaje a París después de la muerte de Arlo, su madre, Tru, creyó firmemente en una señal especial durante una visita a la catedral de Notre Dame, dentro de la catedral vio una silla mexicana acomodada de manera inusual con un sarape encima. Parecía fuera de lugar y esta imagen fue la primera semilla para que Adobe Guadalupe empezara a crecer.
Dos años después, Tru y su esposo Donald regresaron a París en busca de un lugar donde depositar las cenizas de Arlo para que descansaran junto con las cenizas del padre de Tru. Recordando la extraña coincidencia, Tru regresó a Notre Dame y no sólo encontró que la silla y el sarape aún estaban ahí sino que ahora formaban parte del altar dedicado a la Virgen de Guadalupe. Fue entonces cuando Tru decidió que quería pasar el resto de sus días en México y se instalaron en el Valle de Guadalupe.
Comenzaron por restaurar la casa, posteriormente plantaron las semillas y en 2001 tuvieron su primera cosecha. Actualmente sus vinos han sido galardonados tanto en México como en España. De esta forma Adobe de Guadalupe, continúa cosechando éxitos y representando orgullosamente la vitivinicultura mexicana alrededor del mundo.
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