Hallan un manuscrito de Borges con el último párrafo de un cuento
Se trata del final agregado a "Tema del traidor y del héroe" para la versión de "Ficciones". Lo encontraron hace dos semanas en la Biblioteca Nacional, pero la noticia no trascendió hasta ayer.
Por Julieta Roffo
El apunte, con la “inconfundible letrita de Borges”, según describió el director de la Biblioteca, Horacio González, fue encontrado justamente en el número 112 de la colección de Sur que había pertenecido al autor de El Aleph. Y apareció en medio de una investigación que los bibliotecarios Laura Rosato y Germán Alvarez encabezan para hallar tesoros borgeanos entre los estantes de la institución que el escritor dirigió durante 18 años. “Se buscan libros que presuntamente pudieron haber sido leídos por él, o que hayan pertenecido a su colección privada, que Borges donó de una manera incógnita”, explicó González en diálogo con Clarín. Libros de los años 20 y 30 de editoriales francesas o alemanas, cuenta, suelen ser la punta de un ovillo para toparse con sus anotaciones.
Según detalla González, y como no se trata del hallazgo de un texto inédito, el manuscrito ayuda sobre todo a conocer el modo en que Borges trabajaba: “Cada tachadura es significativa porque muestra que cada palabra es pensada, y es intuida”. La pieza, adelantó González, será exhibida en la Biblioteca, aunque todavía no está definido desde cuándo estará disponible para el público.
Alcanza con leer “Tema del traidor y del héroe”, esa historia en la que el protagonista es el revolucionario irlandés (ficticio) Fergus Kilpatrick, para que el hallazgo parezca prestidigitado por el mismísimo autor de Historia universal de la infamia. Es que en el cuento, Ryan, bisnieto de Fergus, “descubre en los archivos un artículo manuscrito”, según escribe Borges.
Ryan investiga el asesinato de su bisabuelo y se entera de que el mismo Fergus había sido señalado como un traidor a la causa que lo embanderaba como líder. Así que acepta su condena a muerte, y su teatralización: para que la rebelión no se evapore antes de triunfar, Fergus debe morir como un héroe, y para eso, lo obligan a recitar versos de La tragedia de Julio César, escritos por William Shakespeare. Lo que Ryan descubre es que Fergus Kilpatrick intercaló palabras de su autoría, mucho más dramáticas que las del propio Shakespeare.
Escribe Borges: “Ryan sospecha que el autor los intercaló para que una persona, en el porvenir, diera con la verdad”. Así que la pregunta queda abierta: tal vez haya una verdad sin descubrir en ese acto silencioso que Borges cometió, puede sospecharse, en 1944, hace casi setenta años. Tal vez, como dice González, sea simplemente un motivo para buscar otras anotaciones con su “inconfundible letrita”.
Tal vez, haya que desconfiar un poco de eso de que “que la historia copie a la literatura es inconcebible...”.
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