POR Diego García (representanteliterario@gmail.com)
A lo largo de mi carrera profesional en diferentes áreas y puestos en el sector editorial y de la comunicación en general, he llegado a localizar algunos patrones de conducta determinantes para filtrar el éxito del fracaso.
Son detalles que nos encontramos todos a diario en nuestras vidas profesionales, como escritores, o como cualquier otro tipo de trabajadores. No importa el sector ni lo que hagamos, estos parámetros conviene tenerlos bien definidos y vigilados. Aquí los aplicaré a quienes asesoro: los autores. Pero son igual de influyentes en toda área o profesión.
- LA PACIENCIA: La vida suele estar compuesta por 1 tiempo de acción y 3 de espera. Es así. Es un hecho. Para cualquier proyecto que alberguemos; Para toda creación u oportunidad; Para todo negocio. Simplemente hay que estar bien dispuestos a comprender que una cosa es lo que nos toca hacer a nosotros (escribir, proyectar, crear...) y otra bien diferente es el ritmo que la vida le dará al desarrollo de nuestro trabajo. Si no llevamos una buena dosis de paciencia en nuestra mochila mental, no estaremos bien preparados para comprender que el curso de los acontecimientos siempre es más sosegado que el ritmo de nuestros pensamientos.
- LA INMUNIDAD A LA CRÍTICA: Sinceramente, cada día estoy más convencido de que escasea la crítica constructiva. Quien critica lo que hacemos, lo que proyectamos, o cómo pensamos no suele hacerlo desde la intención constructiva. El autor (repito, como cualquier otro profesional) debe ser inmune a la crítica externa. "Una vez te hayas fijado un objetivo ve a por él así se caiga el mundo a tu alrededor" decía Saint Germain. Lo subrayo completamente. James Arthur Ray añadía algo que va muy en la línea de lo anterior: "Piensa como quieras y decide por ti mismo, porque ya hay demasiada gente dispuesta a hacerlo por ti". Deja a un lado las críticas, sean del color que sean, provengan de donde provengan. Nada de lo que digan sobre ti o sobre lo que haces es problema tuyo, en todo caso será problema de quien te critica o insulta lo que haces. La crítica nunca refleja quién eres, sino quién y cómo es el que critica.
Escritores (nuevas promesas)...demasiados viejos para la fama, demasiado jóvenes para la gloria....
- TRABAJA, PERO NO TE INMOLES: Es este un punto importante a tener en cuenta. El trabajo verdaderamente creativo e inspirado no suele ir de la mano del agotamiento. No defiendo la pasividad, pero tampoco le doy crédito a quienes creen que el trabajo se basa en el cúmulo inmisericorde de horas en activo. Hay que conocerse y saber cuándo uno está inspirado, fresco y aprovechar esas horas para lo que quiera que desarrollemos. Al mismo tiempo debemos respetar las señales que nos indican que es hora de descansar, de dejar de pensar en lo que tenemos entre manos. Nuestra mente nos habla un idioma sencillo de interpretar para estos casos: Nos sentimos agotados, abatidos, pesimistas, nihilistas, confundidos. Ha llegado el momento de hacer un alto en el camino. La máquina (el cuerpo) podría seguir operando, pero la central (la mente) está quemada.
- SÉ UN INEXORABLE OPTIMISTA: No se trata de ver siempre el vaso medio lleno como fórmula de autoengaño. Pero lo que sí es seguro es que el vaso nunca está vacío. Los reveses de la vida (aplicables al escritor, como a cualquier otro profesional independiente o por cuenta ajena) no son absolutos ni representan más que los pasos que hay que experimentar en todo desarrollo. No se puede uno dejar abatir. Una vez más, la vida no consiste tanto en ser quien golpea más fuerte, sino en lo fuerte que le pueden golpear a uno sin derribarlo. Es conveniente tener presente que sólo creyendo en lo que hacemos, con total independencia de lo que digan las circunstancias, podemos llegar a donde deseamos.
CONVIENE TENER ESTOS PARÁMETROS PRESENTES PARA CUALQUIER EMPEÑO QUE ALBERGUEMOS, DESDE VER ALGÚN DÍA PUBLICADO NUESTRO LIBRO, HASTA DAR FORMA A NUESTRAS ILUSIONES.
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