22 de junio de 2010

REQUIEM POR CARLOS MONSIVÁIS...UN AUTÉNTICO AMANTE DE LOS GATOS

REQUIEM POR CARLOS MONSIVÁIS…

UN AUTÉNTICO AMANTE DE LOS GATOS

Por Ruth Gómez Monterrubio

¿Qué hacen las mascotas cuando sus dueños parten antes? ¿Alguien imagina el dolor tan profundo que un animal siente cuando su amo no vuelve más y en su corazón abierto algo les dice que es para siempre? Ha sido profundamente conmovedora la muerte del maestro Monsiváis. Todo mundo coincide en el sentimiento de orfandad que deja su ausencia. Hemos llorado viendo sus funerales, al escuchar las palabras conmovedoras que le han ofrecido otros literatos de enorme envergadura, al recordar sus gestos y actitudes.

¿Qué haremos sin ti Monsi? nos dijo una dolida Elena Poniatowska... y quizá la reflexión y las palabras sirven de consuelo, a ella y a los que nos hermanamos en ese discurso. Pero mi dolor va más allá. Me lastima profundamente pensar en esos 12 peluditos: amigos solidarios, vivaces, juguetones, amorosos seres que lo estuvieron esperando en casa desde abril y que en este momento, por su naturaleza sensible, deben haber comprendido que el final llegó para el buen Monsi.

Un gato puede representar para algunos al ser más querido. Es como un hijo que no fue a la universidad, pero que debimos educar con el mismo amor; un pequeño ser de mirada profunda que espera con ansias el momento de subirse a tus piernas y ser acariciado. Que no discute, pero se expresa; quien te aguarda todo el día y cuando llegas a casa te cuenta sus aventuras y pide jugar.

Imagino a los hijos felinos de Monsi sufriendo su ausencia, conscientes de que su destino es incierto, sintiéndose a la deriva, extrañándolo sin esperanzas. Por eso, sólo le pido a Dios que en honor a la personalidad siempre generosa de su amo, los cuide y ayude para que puedan vivir en paz y sin carencias de ningún tipo. Cuando uno se queda huérfano, el dolor de la pérdida nunca termina, así que, queridos gatitos, desde acá, todo mi amor y mi más sentido pésame.

1 comentario:

  1. Buena reflexión, creo que los animales, incluyendo claro a los gatos, saben algo más de la muerte que los humanos y la aceptan siempre con mayor naturalidad, esto tratándose de su propia muerte; la de su amigo grande que les daba de comer y los acariciaba todos los días, quien sabe como la entenderán, como una ausencia injusta, un vacío inexorable, pero no creo que lo culpen, deben saber en el fondo que no ha sido culpa suya.

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