Bebe en
Plaza Condesa
Sola y su
guitarra, un concierto intimista ayer en medio de un aguacero
Por Héctor
León
Hace diez ayer la autora española daba sus primeros pasos en la escena
musical y de manera rápida se colocaba en un sitio privilegiado en los gustos
sobre todo de las mujeres; pocas cantantes llegan tan profundo en sus cantares
y pocas cantan con tanto lamento, un quejío muy hiphopero y una prosa con
atisbos a la dulzura y el deseo.
Bebe ayer regresó a México al Plaza Condesa, sin su banda, sola y con
su guitarra, quería estar de cerca con el público mexicano, desde un sillón
fucsia, con su tapete y cojín atigrado, cantó Mi Guapo, “pa ti pa mi la ruta
será la que tú quieras/ mi guapo tu eres mío, quiero hacerme un nido”.
De su primer disco, el más
redondo, Pa fuera telerañas, cantó la rola que ha sido un himno para las
féminas de la década pasada, se hico acompañar de Julieta Venegas en un dueto
memorable con un arreglo para acordeón de la Venegas, todo un himno que fue
coreado por su público, mientras afuera, llovía a cantaros: Y algo más que eso/ me sorbiste el seso y me decían del peso /
de este cuerpecito mío / que se ha convertío en río.
Armónica, discreta, amable,
generosa con su voz en lamento, alegre con su nuevo disco muy rokero, con esa
melodía Kiereme. Cantó Men señará,
cuanto + me sujetas, Acabo de empezar mi viaje, No más llorá y Sin
palabras, Respirar y Siempre me quedará, Ella, Malo, Me fui, La tierra y La
bicha.
Que una artista coloqué sus temas
en el imaginario de una generación es una odisea de mercado, sobre todo cuando
cada día la industria discográfica se esmera en producir vaguedades y artistas
plastificados, cuando el rock está inundado de basura y donde la imaginación
escasea a raudales. Bebe, no sólo canta, propone una idea sonora que va directo
al sentimiento de una generación que cada día se vacía más en la tecnología y
la abundancia informativa, precisamente su canción Malo, que es un grito ante
la violencia masculina, por mucho, es una prosa que educa: Mi
carita de niña linda /se ha ido envejeciendo/ en el silencio
cada vez que me dices puta /se hace tu cerebro, más pequeño.
cada vez que me dices puta /se hace tu cerebro, más pequeño.
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