ROLAN GARROS, PARIS
POR HÉCTOR LEÓN
El grito y la furia, la
sensibilidad de la belleza y la fadita al vuelo, las piernas tan largas como
sus maulliditos y ronroneos, sus brazos sudados y sus aretes cayendo sobre sus guedejas:
su cola de caballo y la piel sutilmente sudorosa en pequeñas esferas: sus
gritos de pasión. Sus pasitos muy cortos cuando va a sacar, su puño cerrado
encimando el codo en su costillar casi rezando, la bola al aire y su escultural
figura cual ave del paraíso tirando a la T. As. María Sharapova, la rusa que
grita y asusta y perturba al moralista ortodoxo del tenis. Aúlla, y con sus mil
gritos llega al triunfo. A veces pierde.
Halep Simona,
rumana, escaló 40 peldaños hasta llegar al número 4 del ranking de la WTA, al
momento de perder la final del Roland Garros de París ante la subliminal María
Sharapova, por 6-4, 7-6 (5) y 6-4 en 3 horas y 2 minutos, su segunda corona en
París, a diez años de obtener a los 17 años la copa de la catedral de
Wimbledon. Llega a cinco Grand Slams.
Con 27 años, Sharapova asciende
al Olimpo de los dioses del tenis de la WTA, en el sitio ocho, sumando 50
partidos ganados en la tierra batida de París. Después de sobreponerse a una
lesión de hombre, la tenista, que no es bien vista por los ortodoxos del
deporte de las luminarias, mostró su gran capacidad de sobreponerse a una dura
jugadora, apenas perdiendo un set en el torneo, precisamente en la final ante una
fría y calculadora y futura estrella: Simona Halep.
Al desborde de sus lágrimas.
Durísima pelea contra la rumana, confesó. Con 1.65 millones de euros ganados por el
título, frente a los 825,000 euros que percibirá Halep. Sharapova ha hecho de
su belleza y juego armónico y duro revés un mito.
¿Juega bien? ¿Por qué grita tanto? ¿Qué sorprende
de una jugadora que a los 17 años llegó para sorprender? Primero, el gran invento
de la minifalda en el juego femenino deja en claro la diferencia den sexo, deja
en claro la sublimación de quienes miran la belleza, la fuerza de la belleza
compitiendo, el cuerpo lleno de sí mismo sin atributos falsos.
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