La orgía de
los sabores
La pasión por el vino de Pedro
Poncelis
Uno de los grandes sommeliers
del mundo
Ha creado su propio vino:
D´Poncelis
Por Héctor
León
Si Jorge Luis Borges se decía orgulloso, no de
los libros que había escrito, sino de los libros que había leído; Pedro Poncelis
puede sentirse orgulloso, con toda su humildad y modestia que le caracterizan,
de los vinos que ha degustado: los más excelsos, de cosechas únicas y los más
caros del mundo.
Pedro Poncelis Brambila, Maitre Sommelier, es creador de la cava más grande de América
Latina, de las más importantes del mundo, la del Hotel Presidente
Intercontinental ciudad de México. Su vida es una novela donde se encadenan su
encuentro con el vino, con el esfuerzo de encumbrarse como el mejor sommelier
de México y de los más respetados en el mundo.
De las yardas a las
ligas mayores del mundo del vino.
Abstemio, deportista consumado y estudiante “matado”.
Estudio Química en la UNAM. No
tuvo influencia familiar en su oficio como sommelier. En su colonia 7 de
noviembre, en Buenavista, jugaba “tochito”, al lado de la vía del ferrocarril,
de ahí se aficionó al futbol americano. Llegó al equipo de la Facultad de Química, del
cual fue capitán.
Su corpulencia de 90 kilos y una estatura de
casi 190 mts., lo sitúo como tacle ofensivo
y defensivo de la liga Intermedia. Jugador
rudo y bien formado, que ante una rotura de ligamentos de rodilla, le hizo
desistir de saltar a liga mayor, su sueño.
Como químico ingresó a la empresa de vinos y bebidas
Sygrams, líder del mercado. Aprendió
controles de calidad, de producción, analizó por años muestras de destilados y
aprendió a catar vinos. Después de un “noviciado” en embriaguez, se inclino por
la amabilidad y generosidad del vino. Al tiempo las empresas lo empezaron a
buscar por su experiencia en vinos. Así fue afinando su paladar de la mano de
“grandes maestros” que venían del extranjero, enólogos y cientos de
presentaciones de caldos de todo el mundo.
Y empezó a viajar a viñedos. En 1981 se organizó
la primera Vinexpo de Burdeos, organizada
por el Barón de Rothschild, al
que conocería personalmente en su castillo, así como los viñedos de Francia, “que me motivó con un enriquecimiento
impresionante”.
Don Gabriel Fernández, promotor español y
aficionado al vino, “trajo el concepto de sommeliers”, cuando sólo había sommeliers
españoles en México. Fernández creó así la Asociación Mexicana
de Sommeliers. En 1996 llegó la empresa promotora de productos franceses Sopexa,
que organizó el Primer Concurso Nacional de Sommeliers de México. Al que
asistieron unos 30 sommeliers. El 1 de diciembre del 1996, Pedro Poncelis gana
el concurso, convirtiéndose en el mejor sommelier de México, lo que le dio oportunidad de participar en el
Gran Prix Sopexa 1997, en París.
Ya trabajando en el Hotel Presidente, la
empresa en reconocimiento le paga un viaje de capacitación para el concurso
internacional de vinos por las zonas vinícolas de Francia (un recorrido de 10
mil kilómetros), acompañado por el experto en vinos franceses Richard Claire,
de la empresa Ferrer y Asociados, en un viaje de 40 días.
Hizo excelente papel y sin hablar francés; tenía un intérprete guatemalteco, “que no me
daba el ancho en la traducción precisa”, cuenta, pero “me fui dando mis pausas
y al final hicimos gran papel”. Poncelis quedó entre los mejores diez sommeliers
del mundo.
“Eso nos proyectó a los mexicanos en concursos
internacionales”, recuerda. En 1998, asiste
regreso al Concurso Mundial de Sommeliers en Viena, Austria, y vuelve a colarse
entre los primeros diez lugares del mundo. Poncelis pone en el mapa del vino a
México.
En el año 2000, al mismo concurso ahora en Canadá,
participa su hijo “como el mejor sommelier de México”, y reciben un
reconocimiento “como padre e hijo” por hacer historia al participar en este
concurso. El camino ahora es transitado por otros jóvenes mexicanos, algunos
alumnos de Poncelis, que el mismo reconoce, “me han superado”. Poncelis no ha
dejado de transmitir sus conocimientos a los jóvenes en las más prestigiadas
universidades del país.
El vino Poncelis, su
propio estilo
En la llamada “Escuelita del vino”, de Hugo d´
Acosta, donde han surgido grandes proyectos vinícolas, Pedro Poncelis y su hijo, fraguaron su propio
vino. Empezaron con dos barricas. Y confeccionaron su propio vino. Escogieron
los terruños, las uvas, cosecharon con sus manos y con apoyo de amigos,
consiguieron barricas nuevas y de primer uso en California, embotellaron y
etiquetaron el vino D´Poncelis: 2009, 2010 y 2011, añejado en cava climatizada.
Un proyecto de conocimiento, de amigos y con “los
ahorros de la familia”, comenta orgulloso Poncelis. “Es nuestra visión del vino
mexicano al estilo que disfrutamos; un vino bien hecho con mezcla homogénea,
versátil, fácil de beber. Se puede maridar con pulpo, bacalao, romeritos y la
comida mexicana. De cuerpo mediano a complejo. De tanino suave, duro, y maduro:
no seca la boca”.
Para Pedro Poncelis le mundo del vino es
infinito. De sumo interés cultural, histórico y de placer que proporciona una
copa de buen vino. Cada vino es una personalidad, como la de los seres humanos:
todos son similares, pero todos son diferentes.
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