Restaurante Diana del
Hotel St. Regis
Terraza deslumbrante que desborda el horizonte
Por Héctor León
La avenida más celebérrima de México y una de las más hermosas del mundo,
la de Reforma, en su glorieta emblemática
de la Diana Cazadora
que flecha en su desnudez a cualquier mirada cosmopolita del tránsfuga que como
ser pasional se desliza desde la terraza del St. Regis: en el restaurante
Diana.
El lobby del St. Regis es un inmaculado espacio que se abre hasta el
tercer piso, donde los restaurantes se desposan en inmensos balcones, donde recibe a huéspedes y comensales con la
elegancia de una catedral posmoderna que homenajea a seres pasionales en busca
de, sencillamente, lo más inasible. El goce.
Al fondo el gran salón del restaurante Diana, con desplantes de maderas que forran sus paredes, cómodas mesas
en gabinetes y sillones, diseño radiante en gozo del espacio, la destreza de
atención esmerada de los camareros,
ingeniosos carritos con vinos para el copeo, la I para correr en fino el menú de una sugerente,
a mi modo de ver, Pad Nouvelle Cuisine Mexicaine.
Al centro del salón un enorme jarrón con flores amarillas.
El camarero dispone de los vinos nacionales, franceses e italianos: 200
etiquetas en la carta, cada cual con su ficha gracias a la plataforma IPad que deslumbra
en su potencia cuando también descorre cada platillo.
Y afuera, el mundo, la terraza deslumbrante que desborda el horizonte como
ráfagas de luz artificial en la furiosa oscuridad en la noche; de día, como
diría Hermes, “la alegría del sol que trae júbilo al mundo”, y que es flechado por la Diana Cazadora.
El menú es servido en medio de una algarabía de decantadores que el
camarero quiso mostrar al analista gastronómico, todos de Riedel: la Paloma , la serpiente Mamba,
Amadeo, Corneto: cual joyas de la familia St. Regis. Una fortuna en la mesa.
Gracias.
A la mesa: Filete de Salmón al hojaldre crujiente en finas hierbas,
Magret de pato en mole de ceniza, Pollito orgánico en mole amarillo, Sopa fría
de jitomate con Bogavante, Fideo al chipotle, Aguachile de Hamachi, Ensalada de
alcachofa o betabel, Quelites o Fetuccine de la casa. Y los postres de ensueño.
Afuera La Diana.
Torre Libertad y la seducción del Bloody Mary
Sobre Reforma 439 en la colonia
Cuauhtémoc se levanta la Torre Libertad de 31 pisos, obra del arquitecto César
Pelli. La arquitectura icónica recuerda un gran molino de viento, un tornado
que surge del cielo tornasol para afincarse en la avenida.
La imponente torre con 189 habitaciones, no sólo es un edificio inteligente
sino autosustentable, pues cuanta con ahorradores de luz y capta el agua de
lluvia. Desde hace 100 años St. Regis estableció como filosofía en su
originaria New York por la familia Astor, “atención personalizada, servicio
centenario de mayordomo y la tradición de flores frescas”.
St. Regis es la tierra natural
del Bloody Mary creada en el legendario King Cole Bar Lounge, que en todas sus
sedes, recibe al samaritano cosmopolita, ya sea en la Ciudad de México,
Londres, Nueva York, Singapur o Bali.
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