SILENCIOS
ESTEREOFÓNICOS
Félix Morriña
“Goitia, un Dios
para sí mismo”, filme sobre la vida sui generis del artista plástico mexicano
* La película
dirigida por Diego López Rivera, con guión del propio cineasta, el actor José
Carlos Ruiz y los colaboradores Raúl Zermeño, Jorge González de León, Enrique
Vargas y el hoy famoso poeta Javier Sicilia, es una obra biográfica que trata
la historia de uno de los pintores mexicanos más reaccios a pertenecer a una
corriente estética y un reaccionario del pensamiento cultural burocrático
posterior a la Revolución Mexicana.
* Como muchos
saben, Francisco Goitia está situado entre los grandes precursores del
Movimiento del Arte Contemporáneo Mexicano, pero nunca se sintió identificado
con sus compañeros de generación, entre ellos, los muralistas David Alfaro
Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Rufino Tamaño y Carlos Mérida.
* Esta película
obtuvo el premio Catalina de Oro a la Mejor Fotografía en el Festival de Cine
de Cartagena, Colombia, en 1990; así como el Ariel al Mejor Actor (José Carlos
Ruiz); Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Argumento Original, Mejor
Ambientación, Mejor Fotografía y Mejor Música.
En
la entrevista al excelente actor José Carlos Ruiz, incluida en el material
extra del DVD sobre el filme “Goitia, un Dios para sí mismo” (1989) del
director Diego López Rivera, el histrión señaló que fue todo un reto
personificar al pintor zacatecano nacido en 1882 y fallecido en la capital del
país en 1960, porque no había absolutamente nada claro sobre la vida personal
del artista plástico. No había registro fidedigno que sirviera para el guión.
En aquella época José Carlos Ruiz dejó un proyecto
en Veracruz con el cineasta Felipe Cazals para regresar a la ciudad capital y verse
con el entonces desconocido director Diego López Rivera, quien lo convence para
que ayudara a concretar el guión basado en la novela del pintor, porque hasta
su llegada sólo había bosquejos e ideas sueltas, pero no un guión. El
experimentado actor mencionó que fue a todos los sitios donde vivió Goitia para
saber más de él y siempre se encontraba con la misma respuesta: “Era muy buena
gente”. Desesperado, persuadió a cuanto personaje trató con el hermético
artista, sin lograr nada, hasta que decidió transgredir los espacios prohibidos
y hablar en sentido figurado con Goitia hasta lograr lo que se ve en la
pantalla.
Una vez investigado lo suficiente, José Carlos Ruiz
y el cineasta Diego López Rivera llamaron a Raúl Zermeño, Jorge González de
León, Enrique Vargas y al hoy famoso poeta Javier Sicilia para que delimitaran
el contenido del guión y el resultado es una obra digna que todo cinéfilo debe
poseer en su filmografía particular, porque se trata de la historia de uno de
los pintores mexicanos más reaccios a pertenecer a una corriente estética y un
reaccionario del pensamiento cultural burocrático.
Como muchos saben, Francisco Goitia está situado
entre los grandes precursores del Movimiento del Arte Contemporáneo Mexicano,
pero nunca se sintió identificado con sus compañeros de generación, entre ellos,
los muralistas David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera,
Rufino Tamaño y Carlos Mérida. Gran parte de la vida creativa de Francisco
Goitia la hizo aislado de las congratuladas tribus pictóricas de su época,
dedicándose al dibujo y pintura de las comunidades indígenas del sureste
mexicano, principalmente de Oaxaca, porque tenía la firme convicción de estar
integrando a éstos al contexto sociocultural nacional, sin lograrlo por
completo, porque la idiosincrasia de los nativos mexicanos veían a los mestizos
como extraños.
Por otro lado, Goitia vivía muy atormentado y
confundido de 1912 a 1940, porque su formación académica en la Academia de San
Carlos y su aprendizaje en Barcelona, España; más el conflicto emocional que le
generó los arbitrarios resultados de la Revolución Mexicana y sus enreverados
sentimientos religiosos, provocaron que se afianzara su hermética y ermitaña
personalidad, al grado de que muchos pensaran que encondía su homosexualidad,
pero nunca se le confirmó. Lo cierto es que no se le conoció una mujer, ni tuvo
hijos. Los expertos indican que Goitia tenía un profundo sentimiento religioso,
al grado de ver al sexo como un pecado, por lo que decidió vivir como indican
las sagradas escrituras, provocándole mayor confusión hasta el final de sus
días.
En la película de Diego López Rivera se abordan los
últimos años de vida de Goitia, sin dejar de lado un selecto recorrido por las
vivencias más importantes del pintor hasta llegar a la pintura que siempre le
faltó: Un autorretrato, que por cierto quedó inconcluso. Lo más atractivo del
filme de 110 minutos es que no tiene una narración cronológica, cuenta con un
reparto envidiable (José Carlos Ruiz, Patricia Reyes Spíndola, Alejandro
Parodi, Ana Ofelia Murguía, Angélica Aragón, Alonso Echánove, Fernando
Balzaretti, Martha Navarro, Ignacio Honorato Magaloni y Aurora Clavel), una muy
buena fotografía por parte de Arturo de la Rosa y Jorge Suárez y la dirección
de arte de Marisa Pecanins.
Antes de concluir esta columna, debo hacer un
reconocimiento especial a la música original de Amparo Rubín, que logra dar los
ambientes idóneos en los momentos más inestables de la trama sobre la vida y
obra de Goitia. Esta película obtuvo el premio Catalina de Oro a la Mejor
Fotografía en el Festival de Cine de Cartagena, Colombia, en 1990; así como el
Ariel al Mejor Actor (José Carlos Ruiz); Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor
Argumento Original, Mejor Ambientación, Mejor Fotografía y Mejor Música.
Ojalá que después de esta lista de premios, logre
persuadirlo para que usted estimado lector consiga este DVD ampliamente
recomendable por parte de este interlocutor. ¡Hasta la próxima!
fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter: @fmorrina
No hay comentarios:
Publicar un comentario