22 de noviembre de 2012

El Palacio de la Luna, de Paul Auster


El Palacio de la Luna, de Paul Auster

POR NOÉ MARTÍNEZ


Paul Auster no es un autor que necesite demasiadas introducciones, se trata de uno de los escritores cumbre de la literatura norteamericana contemporánea, puede decirse que es una leyenda viviente, una especie de estrella de rock de la narrativa.

El Palacio de la Luna es, a su vez, tal vez la obra cumbre de Auster, un libro que ha sido reseñado en infinidad de ocasiones por lectores mucho más calificados que yo. Así que esto es más bien una invitación a usted, si es que se cuenta entre los despistados que ya ha leído a Auster pero ha dejado pasar este clásico joven por alto, o si bien ni si quiera ha tenido el placer de toparse con este escritor en sus derivas literarias, en cuyo caso le recomiendo no perder más tiempo y adquirir inmediatamente uno de sus libros, de preferencia este.

Les hablo desde la perspectiva de una lectura posterior a otros libros del mismo autor. Cada uno es una joya, labradas en una variedad de géneros en los cuales Auster no carece ni de oficio ni de estilo. En este título, sin embargo, su obra cobra un sentido y una dimensión distintos. Los grandes temas de Auster, asuntos como la injerencia del destino en la vida de los hombres o la experiencia de sobrevivir en el violento mundo, abordados recurrentemente en otros libros, están presentes en este de una manera más cabal y absoluta. Quizás sea la cantidad de ellos en juego en una apuesta narrativa tan ambiciosa, quizás sea la honestidad con la que están entramados, la vulnerabilidad y belleza que terminan reflejándose en el espejo del alma del lector. El libro conmueve, transporta, maravilla.

Se trata de una novela muy norteamericana, pero en caso de que usted sea como yo debo decirle que es del buen tipo de norteamericano. Auster habla de una América tan real que resulta mucho más fantástica que la América ficticia construida por la cultura mainstream. Destaca la visión territorial mística, una fascinación por el mundo perdido de los indios arraigada en la búsqueda por una compresión íntima pero trascendental de la vida en la Tierra. Destaca también la construcción de los personajes, aventureros en el sentido más americano posible, y en el más original también, motivados por una conciencia intuitiva de que en lo desconocido está la respuesta a la pregunta del origen.

Es una de esas obras que podemos llamar Novela Total, un universo hecho a mano que no prescinde ni de amplitud ni de profundidad, un esquema explorado en toda su vastedad. La historia transcurre a lo largo de un siglo y tres generaciones, estructurada con una mecánica de los eventos que aunque por momentos se acerca peligrosamente a la ingenuidad es tan coherente y constante que al final hace de uno un ingenuo, el libro le devuelve la magia al mundo. En ese sentido la obra es un regalo que no sé si atribuir a Auster, a la literatura o a la vida, un guiño del cosmos que, le aseguro, le vendrá bien en cualquier punto de este largo camino llamado mundo en el que nos encontramos todos.

En castellano me parece que sólo circula bajo el sello de Anagrama, en la colección de Compactos y Biblioteca. Libros caros pero buenos, con esa encantadora traducción que hacen los ibéricos del inglés urbano. Detalles, detalles, el libro es un encanto, suerte con él y buen día. 

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